Historias de la Biblia hebrea
LA TORRE QUE NUNCA SE TERMINÓ

Historia 4 – Génesis 10:1-11:9
Después del gran diluvio, la familia de Noé y los que vinieron detrás de ellos, crecieron en número y con los años la tierra se pobló una vez más. Hubo una gran diferencia entre la gente que había existido antes y después del diluvio: Por lo que se sabe, la gente antes del diluvio vivía entre los ríos Tigres y Éufrates; esta parte del mundo estaba muy poblada, pero muy poca gente o casi nadie vivía pasando las montañas del este o hacia el desierto del oeste. La mayoría del mundo estaba sin gente que lo habitara. Después del diluvio la gente se extendió a otros lugares buscando otras tierras. Este movimiento era parte del plan de Dios para que toda la tierra se poblara por igual y no solamente una parte pequeña. También, si una familia quería servir a Dios y obedecerlo, y si se encontraban en un lugar corrupto; era más fácil de ir a otro lugar lejano donde pudieran criar a sus hijos sin la maldad a su alrededor.

Mucha gente se mudó al sur de las montañas de Ararat donde el arca había descansado, era un país que se encontraba entre los ríos Tigres y Éufrates donde hicieron sus casas y hogares. Se propusieron a construir una gran ciudad que gobernara a toda la gente a su alrededor. Descubrieron que del suelo se podía hacer ladrillos y luego de cocerlos al fuego se endurecían, esto les dio la idea genial de construir casas y murallas para cubrir la ciudad. Luego dijeron: “Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra”. Y así, empezaron a construir la torre de ladrillos poniendo un piso sobre otro. Pero Dios no quería que toda la gente viviera en un sólo lugar como lo habían hecho antes del gran diluvio. Dios sabía que si los líderes eran malos desviarían a los buenos lejos de Dios, y el mundo entero se convertiría corrupto otra vez como antes del diluvio.

Así fue como Dios los dispersó a otros lugares: En ese entones se hablaba un solo idioma en toda la tierra; y en lo que estaban muy ocupados construyendo su cuidad, Dios confundió su idioma para que ya no se entendieran entre ellos mismos. Dios los forzó a cambiar su idioma, y la gente de una familia no podía entender a la gente de otras familias. Es como hoy, uno no puede entender a las personas de otros lugares donde hablan alemán, chino, francés, italiano o inglés, a menos que se haya estudiado ese otro idioma. La gente empezó a mudarse a lugares donde se hablara el idioma que entendían. Así que los hombres que estaban construyendo la ciudad y la torre, no podían entenderse el uno al otro y dejaron de construir. Se mudaron a otros lugares y la construcción se quedó sin terminarse.

Esa ciudad se llamó Babel, que significa “confusión”. Después se le conoció como Babilonia, la cual llegó a ser una ciudad muy poderosa en el mundo, aun cuando mucha de su gente decidió radicar en otros lugares. Parte de la gente que se fue de Babilonia se estableció en una ciudad llamada Nínive, la cual se convirtió en una ciudad dominante en la gran tierra de Asiria. Otros se establecieron al oeste hacia el río Nilo en la tierra de Egipto, son los que hicieron sus pirámides, templos místicos, monumentos y su Esfinge. Mas otros se fueron hacia el noroeste por la costa del Mar Mediterráneo, donde empezaron las ciudades de Sidón y Tiro. Eran marineros y viajaban a otros países lejanos para traer mercancía y vendérselas a Asiria, Egipto, Babilonia y a muchos otros países. Así que después del gran diluvio la tierra se llenó de gente nuevamente en muchas partes del mundo y con muchos idiomas.