Historias de la Biblia hebrea
EL TULLIDO A LA MESA DEL REY

Historia 65 – 2 Samuel 8:1-9:13
Tan pronto como los reyes de las otras naciones vieron que todas las tribus estaban bajo el control de David, temieron de todo el poder que David estaba adquiriendo, y quisieron entrar en guerra con él; y así, David tuvo muchas batallas. Los moabitas que vivían al este del Mar Muerto declararon la guerra, pero David los derrotó y los puso bajo su dominio. Del norte, Siria lo confrontó, pero David ganó muchas victorias sobre ellos y se apoderó de Damasco, su ciudad principal; y la convirtió en parte de su reino. También conquistó tierra al sur y los puso bajo su dominio.

Por un número de años David tuvo muchas batallas; pero finalmente hubo paz, desde el río Éufrates en el norte, al desierto del sur donde los israelitas peregrinaron; y desde el desierto del este al Mar Mediterráneo en el oeste. Todas esta tierras estaban bajo el liderazgo del rey David, con la excepción de la gente de Tire y Sidón que vivían junto al Mar Mediterráneo al norte de Israel. La gente de Tire nunca buscó problemas con Israel, y su rey era uno de los mejores amigos de David. Este pueblo le construyó a David su palacio en Jerusalén de cedros del monte Líbano.

Cuando las batallas de David ya habían terminado y la paz reinaba, se puso a pensar en la promesa que le hizo a su amigo Jonatán, (el hijo valiente de Saúl), que cuidaría de sus hijos. Así que David le preguntó a uno de sus nobles y hombres en su corte: “¿No queda nadie en la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Jonatán?” Y le dijeron a David del criado de Saúl Siba, el cual había estado a cargo de los campos de Saúl. Siba se habían convertido en un hombre muy rico con todas las tierras que le habían pertenecido a Saúl. Y David mandó por él.

David le dijo a Siba: “¿Queda alguien de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios?” Y Siba le dijo: “Todavía le queda a Jonatán un hijo llamado Mefiboset, ya es todo un hombre y vive al este del Jordán en Lo Debar”. Este hijo de Jonatán estaba en los brazos de su nana cuando la noticia se escuchó que habían matado a Jonatán. La nana huyó con el pequeño para esconderse de los filisteos, y en lo que ella corría se cayó con todo y el niño, y el pequeño se fracturó sus dos pies y se quedó tullido.

Quizá lo escondieron en un lugar lejano al este del Jordán por miedo que David intentara matar a los de la familia de Saúl. Eso era muy común en esos tiempos que el rey que salía con la victoria, se apoderara y matara a los hijos del otro rey. Y David mandó por Mefiboset, el hijo de Jonatán.  Cuando Mefiboset estuvo en presencia de David, se inclinó ante él rostro en tierra con mucho miedo. David le dijo: “Mefiboset, no temas, pues en memoria de tu padre Jonatán el cual yo amé mucho, he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa en el palacio real”.

Luego David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo: “Todo lo que le pertenecía a tu amo Saúl y a su familia se lo entrego a Mefiboset. Te ordeno que le cultives para él la tierra y guardes la cosecha para el sustento de su casa. En cuanto a Mefiboset, vivirá aquí conmigo y siempre comerá en la mesa del rey con todos los príncipes del reino”.

Y así, llevaron a Mefiboset, el hijo tullido de Jonatán al palacio de David y de ahí en adelante se sentó a la mesa del rey David como uno más  de los hijos del rey. Y Siba con sus quince hijos y sus veinte criados estaban al servicio de Mefiboset y cuidaban de él. El acto de bondad de  David hacia Mefiboset tal vez incomodó algo a David; porque Mefiboset, el hijo de Jonatán, y nieto de Saúl hubiese sido el rey si David no hubiese ganado la corona. David le dio a Mefiboset un lugar en su mesa y así le dio honor y le demostró mucha generosidad al nieto de Saúl.